Ideologías huérfanas



La política es el arte de intentar quedar bien con el mayor número de personas, cualquier colectivo es potencialmente un grupo de votantes, por lo tanto siempre hay que hacer acciones de cara a la galería para satisfacer a los grupos que forman el gran lobby electoral. El objetivo político es la perpetuación en el poder, aunque el instinto de supervivencia político se diferencia de la selección natural en que, mientras que en esta última es el mejor adaptado al medio el que sobrevive, en política no sobrevive el mejor, sino el menos malo, el menos corrupto, el menos valiente, etc.

Otra cosa muy distinta es la ideología, que es el conjunto de ideas fundamentales que caracteriza el pensamiento de una persona, colectividad o época, de un movimiento cultural, religioso o político, etc. La política actual es a la ideología, lo que la iglesia es a la creencia original que propició su fundación, es decir, una institución dogmática que hace tiempo dejó de buscar la aplicación de su esencia y solo busca enriquecerse y sobrevivir.

Las ideologías, así como las religiones, son algo irracional, muchos han heredado la ideología de sus padres, es lo que han vivido en casa y por tanto esas ideas han ido acompañando al cerebro durante su etapa de formación, lo que hace sea muy difícil analizarlas de forma racional y objetiva. Incluso los hay que han heredado el partido político como el que hereda la simpatía hacia el equipo de fútbol de su padre, es decir, se sobreentiende una animadversión irracional e indefinida hacia el equipo rival, independientemente de los hechos objetivos que puedan provocarla.

Además, las personas padecemos de muchos sesgos cognitivos, uno de ellos es el sesgo de la simetría, que es la tendencia a considerar como ciertas y mejores los argumentos y razonamientos en los que exista una simetría dual clara. La existencia de una simetría aunque hace al argumento más bello e idóneo para nuestros prejuicios no implica la veracidad de la misma. Este error se produce con mayor frecuencia cuanto más general sea la afirmación deducida: "la luz es blanca o negra" frente a "la luz está compuesta por diversos colores", la preferencia a elegir entre dos partidos políticos que entre cinco, o "la gente es buena o mala" en vez de admitir matices y grados de comportamiento.

Otro sesgo conocido es el conocido como efecto de polarización, donde se incrementa la fuerza de una creencia en ambas posturas o bandos respectivamente después de la presentación de pruebas neutrales, débiles o evidencias confusas que resultan de una asimilación sesgada. Esta polarización se da en muchos idealismos y radicalismos. Cuando los entusiastas de una cierta idea están cegados por sus prejuicios personales acerca de las demás posibilidades y positivamente sobre las propias confirman sus creencias sin escrutinio aunque evalúan críticamente las creencias del contrario. Es decir las pruebas confusas o argumentos débiles ayudan a separar más a ambos bandos y no a provocar conversiones.

Los prejuicios cognitivos nos hacen caer irremediablemente en falacias lógicas, una que hace mucho daño en esta sociedad es la apelación a la tradición, entre otras cosas, esta falacia asume que mantener el statu quo es preferible o deseable ante la posibilidad de un cambio, lo cual obviamente puede ser incorrecto.



En estos tiempos de revuelta pacífica, quizás previos a un escenario de pre-revolución, nos enfrentamos a varios problemas, por una parte tenemos a la mayor parte de la población de los países desarrollados ensimismada en su papel de ciudadano, inducida a mantener su statu quo, sus posesiones, su imagen, y cuyo estado civil es SIN COMPROMISO, ya que no se comprometen ni se comprometerán con nada ni con nadie, solo les importa mantener, y si es posible aumentar, su nivel de vida (para ellos sinónimo de calidad de vida y de felicidad). Con estas personas solo se puede contar cuando les toque a ellos ser víctimas del sistema, ya que no tienen la suficiente empatía para identificarse con los problemas endémicos de la sociedad que ellos no sufran en primera persona.

Luego están las personas que podríamos denominar dualizadas, personas implicadas que creen tener una ideología bien definida, pero que se atrincheran o bien a la izquierda o bien a la derecha de forma irracional, las que nunca admitirán ningún mérito del rival ni admitirán deméritos de su equipo/partido. Estas personas, que también tienen sesgada la realidad, solo tienen claro que deben opinar de forma contraria a como lo hagan los que piensan de forma contraria a ellos, aunque estos últimos hagan exactamente lo mismo que ellos. Este grupo es mucho más nocivo que el primero, que al fin y al cabo son elementos pasivos de esta sociedad y que no dejan de ser peones que cumplen perfectamente la labor de ciudadano/trabajador/procreador, en cambio, el grupo de dualizados lo único que consiguen es enfrentarse y menospreciar al rival, están los dos bandos entretenidos y canalizados en esta lucha inútil mientras el rival común de los dos bandos se mira impunemente esta disputa desde arriba.

Y luego está ese colectivo de personas que, de forma ingenua e ilusa, reclaman derechos no solo para su colectivo o gremio, sino para la ciudadanía en general. En este colectivo con ideales estarían todas las personas indignadas que, desde hace casi un año, comenzaron a manifestarse en lo que se denominó Movimiento 15-M y que han seguido y siguen manifestándose, ya sea de forma presencial o de forma virtual a través de la red. Obviamente existió un caldo de cultivo previo al 15 de mayo de 2011, en otros países la Primavera árabe nos mostró una nueva forma de protesta, y concretamente en España ya existían movimientos de ciberprotesta previos derivados de la Ley Sinde, pero la que aunó en éste y en otros países a todas las personas que siguen saliendo a la calle, fue la crisis económica mundial en la que estamos inmersos, provocada por unos pocos y cuyas consecuencias pagaremos la mayoría durante años, mientras que los que provocaron la crisis no han sido todavía fiscalizados.

Este grupo heterogéneo ha sido víctima de los ataques del segundo grupo, interesado solo en que su equipo gane cada cuatro años la final, han sufrido intentos de manipulación, de vinculación malintencionada, etc. El grupo de dualizados no quiere más equipos en el campeonato, con dos equipos tienen más que suficiente, y si fuera por ellos ganaría siempre el suyo. Por lo tanto, si no son de mi equipo deben ser del contrario, por lo tanto a criticarlos mientras el otro equipo hace exactamente lo mismo. O sea que las personas de este grupo de ingenuos no solo tienen que soportar la injusticia contra la cual se manifiestan, sino que tienen que aguantar los envites de izquierda y derecha, además de los envites de los más radicales que encuentran que su labor de protesta no está sirviendo de nada, como si fuese culpa de ellos que, de momento, no sirva de mucho manifestarse, aparte de para ir generando más y más caldo de cultivo para la indignación de las nuevas generaciones.

Mientras no relativicemos las cosas y no nos las miremos desde otra perspectiva, seguiremos en esta sociedad dormida y dualizada durante muchos siglos, la única forma de comenzar a cambiar las cosas es dejando de pensar “que lo mío es mejor”. El Kybalión dice: “Como es arriba, es abajo; como es abajo, es arriba”, pero lamentablemente en el sistema capitalista esto no se cumple, y por eso hay que seguir luchando para que se cumpla ese principio filosófico también en la sociedad.

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