ELEFANTES

Elefantes

Los elefantes son de las criaturas terrestres más grandes en el mundo, conocidos además por ser extremadamente inteligentes, el dicho de que alguien tiene la memoria de un elefante significa que pueden recordar cualquier cosa y se debe tomar como un cumplido. La mayor parte de estos animales son dóciles, solo atacan si se sienten amenazados ellos mismos o sus hijos están en peligro.
  
Es el mayor de los animales terrestres que viven ahora, pues llega a tres metros de alto y cinco de largo. Tiene el cuerpo de color ceniciento oscuro, la cabeza pequeña, los ojos chicos, las orejas grandes y colgantes, la nariz y el labio superior unidos y muy prolongados en forma de trompa, que extiende y recoge a su arbitrio y le sirve de mano. Carece de caninos y tiene dos dientes incisivos, vulgarmente llamados colmillos, macizos y muy grandes. Se cría en Asia y África, donde lo emplean como animal de carga y lamentablemente para dar gusto a ineptos ricachones y a algunos mal llamados “reyes”, desalmados que disfrutan dándoles caza, matándolos a sangre fría, únicamente para engordar su ego.
              
Solo quedan dos especies de elefantes en el mundo – el elefante africano y el elefante asiático.
 
  
EL ELEFANTE ENCADENADO
  
Cuando yo era chico me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de los circos eran los animales. También a mí como a otros, después me enteré, me llamaba la atención el elefante.
  
Durante la función, la enorme bestia hacía despliegue de su peso, tamaño y fuerza descomunal… pero después de su actuación y hasta un rato antes de volver al escenario, el elefante quedaba sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas a una pequeña estaca clavada en el suelo.
  
Sin embargo, la estaca era sólo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en la tierra. Y aunque la cadena era gruesa y poderosa me parecía obvio que ese animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su propia fuerza, podría, con facilidad, arrancar la estaca y huir.
  
El misterio es evidente: ¿Qué lo mantiene entonces?. ¿Por qué no huye?
  
Cuando tenía cinco o seis años, yo todavía confiaba en la sabiduría de los grandes. Pregunté entonces a algún maestro, a algún padre, o a algún tío por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que el elefante no se escapa porque estaba amaestrado.
  
Hice entonces la pregunta obvia: “Si está amaestrado ¿por qué lo encadenan?”
  
No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente.
  
Con el tiempo me olvidé del misterio del elefante y la estaca… y sólo lo recordaba cuando me encontraba con otros que también se habían hecho la misma pregunta.
  
Hace algunos años descubrí que por suerte para mí, alguien había sido lo bastante sabio como para encontrar la respuesta:
  
El elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy, muy pequeño.
Cerré los ojos y me imaginé al pequeño recién nacido sujeto a la estaca.
  
Estoy seguro de que en aquel momento el elefantito empujó, tiró y sudó tratando de soltarse. Y a pesar de todo su esfuerzo no pudo. La estaca era ciertamente muy fuerte para él.
 
Juraría que se durmió agotado y que al día siguiente volvió a probar, y también al otro y al que le seguía…
 
Hasta que un día, un terrible día para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a sus destino.
  
Este elefante enorme y poderoso, que vemos en el circo, no escapa porque cree –pobre– que NO PUEDE.
Él tiene registro y recuerdo de su impotencia, de aquella impotencia que sintió poco después de nacer.
Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese registro.
  
Jamás… jamás… intentó poner a prueba su fuerza otra vez…
   
Vamos por el mundo atados a cientos de estacas que nos restan libertad… condicionados por el recuerdo de «no puedo»… Tu única manera de saber, es intentar de nuevo poniendo en el intento todo tu corazón…
 
JORGE BUCAY



Colmar WockeEduardMarina CanoMarina Cano2Marina Cano3mathilde guillemotShahaira de CubaStephen Oachs12345anneyoungChris Dixon
      
Se dice que el elefante indio llora a veces

Charles Robert Darwin

  
* Tener un rey es como tener un Dios. ¿Para qué necesito a un estereotipo arcaico, desalmado y sin empatía alguna, que solo sirve para oprimir a su gente, adoctrinar y dormir a su población?
  
Alguien que tan solo mira por su bien y su EGO. ¿Qué coño va a saber ese rey sobre el dolor o el sufrimiento que pasa el pueblo?
Alguien que esta ahí para que no pensemos y no nos cuestionemos su poder… Que miente, mata, nos engaña con las más sucias artimañas, un “bien queda” que no hace NADA para ayudar a sus súbditos ni a ningún ser viviente más que a sí mismo.

No queremos más opresores de nuestro SER.
  
WAKE UP – DESPIERTA!
 

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